La broma debía de ser perfecta, así, semanas antes de hacerla dejamos de hablar de temas esotéricos, en su subconsciente ya había suficiente información para que le llegara un “deja vu” de todo lo que había escuchado cuando comenzaran los efectos y no queríamos sobrecargar el ambiente.
En aquel antiguo Retén había una mesa a modo de recibidor donde estaba la centralita, detrás de ella y desde hacía años, había apilada en una estantería una vieja máquina de escribir “setentera” que al parecer nadie se decidía a tirar. Nos pareció que conseguir hacer escribir esa máquina sola seria además de un “puntazo”, más que suficiente, pero nuestra imaginación se empezó a disparar y aquello acabó siendo sólo el primero de toda una serie de fenómenos paranormales.
La idea era utilizar a la pareja de Policía de servicio de gancho, citarles en el Consistorio sobre las tres de la mañana con la excusa de un café y que comenzara la “fiesta” .
Para el montaje teníamos a la persona ideal, un oficial apodado “MacGuiver”. Todo dicho ¿no? Es un autentico “manitas” y para esta ocasión se lució. Ató a las teclas de la máquina hilo de pescar, las pasó por debajo de una mesa y colocó varias cajas de folios para poder esconderse debajo. Las teclas elegidas: SOS mayúsculas. Cuando hicimos la prueba, la verdad, hasta sabiéndolo sobrecogía. Ver aquella vieja máquina con caries, escribiendo en un rincón sola era inquietante.
Después pensamos que probablemente cuando la viera se echaría varios pasos hacia atrás, con lo que quedaría situado justo debajo de la enorme lámpara central del recibidor, así que también atamos hilo de pesca a ésta, y alguien, desde la oscuridad de las escaleras tiraría de ella provocando un fuerte balanceo. A su vez, otro patalearía como si bailase claqué por la Sala de Plenos situada justo arriba del recibidor, provocando la sensación de ligero terremoto.
Si para entonces todo había salido bien, en ese momento intentaría salir de allí por piernas, si no le había dado un ataque ya, por lo que acordamos pasar el pestillo disimuladamente antes de comenzar la broma para abortar este intento mas que posible de huída.
Yo me imaginaba a aquel pobre hombre absolutamente presa del pánico, y me daba entre risa y miedo pensar en las consecuencias. Intenté convencer a los guionistas de aquella farsa que sería suficiente, pero a “McGuiver” se le ocurrió que pasando el hilo por detrás de las chinchetas de todos los folios que habían clavados al corcho del tablón de anuncios, éstas saldrían disparadas y a la par, los folios planearían por el aire. No estábamos seguros de si el efecto sería proporcional al trabajo pero lo probamos y aquello era lo mejor de la broma…. Espectacular efecto, el “summum” de la fiesta. Sólo nos faltaba una UVI móvil en la puerta para que fuera la broma perfecta, así que aunque algo acojonados por cómo podía responder a tal cóctel de fenómenos, nos la jugamos.
Yo estaba de servicio con una compañera de risa floja, que me preocupaba mucho que explosionara en algún punto crítico. Después de aleccionarla con algún truco por si le daba por descojonarse todo estaba listo.
En la noche de autos, una hora antes de la cita abrimos a los participantes, tres en total, todos compañeros fuera de servicio que tuvieron tiempo suficiente de preparar todo y colocarse en sus puesto.
El que estaba de servicio con el Cabo también sabía lo que iba a ocurrir, así que a la hora acordada llamamos por radio:
-Eco Charly para Delta 1
- Adelante para Delta 1
- Si no tenéis nada vamos a tomar un café en central, ¿os apetece?
- Recibido, vamos para allá.
Mientras llegaban empecé a ponerme nervioso, sabía que la broma tenía calidad suficiente para que se la tragara hasta el más escéptico, pero conociendo lo sugestionable que era aquel tipo, no estaba seguro de lo que iba a pasar, pero la verdad es que la broma no había empezado y ya nos lo estábamos pasando de miedo, nunca mejor dicho.
Al rato entraron por la puerta, cuando miré al “Malaguita” (compañero de servicio del Cabo) que sabía la que se avecinaba sofoqué una sonrisa nerviosa mordiéndome las mejillas por dentro.
El cabo se colocó apoyado en el mostrador, justo de cara a la máquina de escribir, mientras, mi compañera Cristina pasó con cuidado el pestillo de los portones de la entrada.
La clave para empezar la fiesta era decir “café”, dicho esto los fenómenos iban a sucederse uno detrás de otro.
Cristina se acercó a la máquina y con una moneda en la mano dijo:
-¿Alguien quiere un café?
-(Café)- pensé – (Esto va a empezar)
Mientras Cristina sacaba los cafés, yo ya estaba oyendo las teclas de la máquina sonar a mi espalda, pero el ruido de la máquina escupiendo el café lo disimulaba tanto que no se oía apenas.
“McGuiver” que era el encargado de hacerla funcionar bajo aquella mesa se dio cuenta y paró hasta que quedó todo en silencio y el Cabo colocado de cara de nuevo. Mientras éste movía el café con la cucharilla volví a oír a mis espaldas las teclas de la máquina, y tras ver como éste buscaba con la mirada de donde venía ese ruido vi un primer plano de su cara desencajándose:
-¡¡Diossss!! ¡¡¡Dios!!!- dijo vertiendo medio café en el mostrador.
- ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? Le dijimos fingiendo extrañeza.
- ¡¡ Un fenómeno “Pols”!! – Gritó señalando aquella máquina- ¡¡Un fenómeno Pols!! ¡La máquina! ¡La máquina está escribiendo!! ¡¡Dios!!.
Nos volvimos todos de golpe y vimos como en aquel cacharro tres teclas se hundían y el carro iba moviéndose a medida que éstas golpeaban una y otra vez.
Tal y como habíamos previsto, éste se alejo unos pasos atrás mientras hacia todo tipo de muescas nerviosas y resbalaba sus grandes manos una y otra vez por su cara como quien no da crédito a lo que ve.
Nos acercamos con cautela a la máquina mientras éste seguía resoplando como un caballo.
Entonces dijo:
-¡¡¡Tiene una cadencia!! Tiene una cadencia, no lo oís?!! Es un mensaje en clave…- Dijo flipando comenzando a rebosar esoterismo.
- Ponle un folio- dijo Cristina, -¿A ver que quiere decir?-
Si aquello no se hubiera tratado de una broma sería yo mismo el que hubiera salido por la ventana de allí, pero fingiendo un acto heroico dije
- Yo se lo pongo!!
Tras enroscarle un folio salí pitado como si fuera a explotar un petardo para darle más credibilidad a la acción. La máquina dejó impreso su mensaje SOS SOS SOS, tiré del folio y le dije con falso pánico dejándolo sobre el mostrador:
-Mira el mensaje
-¡¡Dios!!- ¡¡Tenemos que salir de aquí!!- Está pidiendo ayuda!! Alguien está pidiendo ayuda!!! - diciendo esto se dirigió hacia la puerta, la lámpara llevaba un rato bailando sobre nuestras cabezas pero éste no miraba hacia arriba.
-¡Mira! Le dijimos todos señalando el techo para retardar su intento de salir de allí.
Cuando miró hacia arriba flexionó sus rodillas como un resorte, como intentando esquivarla a pesar de que estaba a casi dos metros por encima de su cabeza, y mientras ésta se balanceaba el techo comenzó a temblar, sonaba como un trueno lejano y la vibración parecía que se extendía al edificio entero. A todo esto, el que movía la lámpara, antes de que le dijéramos que mirara hacia arriba, le había dado con demasiado ímpetu al observar éste no se daba cuenta, lo que hizo que una de las tulipas se desprendiese, y fuera del guión previsto cayera al suelo rompiéndose en mil añicos.
-¡¡Ostia!! Tenemos que salir de aquí.- decía casi ahogándose.
Yo veía como a esas alturas Cristina estaba descojonándose sin miramientos, le dije que se fuera al aseo si eso ocurría, pero la tía no quería perderse un segundo de aquel show, pero el Cabo estaba tan absolutamente absorto y casi abducido por el pánico que no hubiera salido de su shock ni viendo aparecer a las “Mama Chicho” bajando por las escaleras cantando.
Intentamos moderar nuestro falso pánico para suavizar la sugestión pero éste no paraba quieto intentando salir.
-¡¡¡¿Cómo coño se abre esto??!! ¡¡Abrir la puerta!! ¡¡Estamos atrapados!!
-¡Espera!- le dije- Está el pasador echado, no estamos atrapados, ya la abro.- Le dije con la calma con la que se le habla a un loco, para tranquilizarle.
Justo en ese momento las chinchetas del tablón de anuncios salieron disparadas, y decenas de folios planearon por los aires en aquel recibidor que ya era la casa de los horrores.
Me apresuré a abrir la puerta porque a aquel hombre parecía que le iba a dar algo. Salió disparado sin mirar atrás, y no dejó de hacerlo hasta que llegó a una sucursal del BBV que estaba a unos cincuenta metros. Miré preocupado por si alguien que pasara por allí hubiera visto la escena; ver a un “picoleto” saliendo del Ayuntamiento corriendo como alma que se lleva el Diablo hubiera sido cuando menos difícil de explicar. Afortunadamente dada las horas no hubo ningún testigo de aquella carrera del pánico.
Mientras todos salían como “zombies” de sus escondites yo me dirigí hacia él ya dispuesto a decirle que era una broma, pero al verme acercarme sonriendo como si nada hubiera ocurrido debió pensar que el “Maligno” me había abducido, y yo iba a hacer lo mismo con él…. Hube de gritarle en medio de la calle que era una broma para que no siguiera corriendo.
Poco a poco nos acercamos al Ayuntamiento, mientras, le explicaba por el camino los pormenores, le llevaba cogido de un brazo como si fuera un anciano, pero no terminaba de reaccionar, por un momento me acojoné pensando si no le habríamos provocado un shock post-traumático o algo así, cuando entró en el zaguán de nuevo, con todos los “actores” anónimos descojonados, “McGuiver” se acercó a él y le dio una abrazo, y tras él todos los participantes.
- Pero qué pedazo de hijos de puta sois todos- dijo con una tímida sonrisa secándose el sudor de la cara con la palma de la mano.
-Buf!- pensé- por fin ha reaccionado-
Estuvimos un buen rato explicándole todos y cada uno de los fenómenos, y tras reírnos un buen rato dijo con cierto entusiasmo
-Esto hay que volver a hacérselo a otro pringao, cabrones!!